lunes, 14 de enero de 2013

La transfiguración






a Enrique Blanchard







El hombre de chaqueta verde

contó una historia

mientras me cortaba el pelo



su hijo había ido a otro país

y apenas si escribía o hablaba

a ras del Mediterráneo



quizá por eso

el peluquero

se detenía de pronto

mirando sin ver

su cara de nada en el espejo



idéntica a su oficio

la historia era anodina

una anécdota doméstica acerca de la corrupción política…



Algo marchita, merced a la luz

una foto familiar en el viso del espejo

duraba tiempos mejores



los rostros en la sala de espera

patinaban sobre revistas ilustradas : fútbol y

corazón de estrellas…



Sentí un vergonzante rencor

por sus tijeras

que me contenían como a un peligro

también por los desprendimientos de su monólogo profesional

su barata oratorio que recortaba

otra vez

el tiempo



es decir

estuvimos media hora ausentes

en una forma tal

que no creí posible en este mundo



al pagarle me sugirió

que apreciara los matices del corte







mi cabeza es una bola de billar

me agrada pensar que parece

el cráneo del emperador Flavio



siento que podría sacármela y dejarla correr

besando todo



entonces

nos acercamos los dos y nos contemplamos



no en nuestras diferencias

sino en la melancolía de los perdido



lo saludé mientras recogía el abrigo intocado

enérgico, un adolescente tomó el lugar y se puso a conversar

acerca de los astros que mueren en Xilenius



en la calle

los tigres recorrían las sombras



sentí que me ceñían una corona invisible, helada

y era adorado por los demonios.





de Notas de una biografía perdida,libro incluido en la antología Desfile de Monstruos, Ediciones El Heresiarca & Cía., Rosario,1993
 




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