miércoles, 18 de enero de 2012

Las bienaventuranzas

San Mateo 5.1-12
San Lucas 6.20-23


Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos son
las manos acuáticas y ciegas,
bienaventurados porque no conocen otra puerta que la de su casa
y si la tienen es su respiro y si no andan por ahí
con sus miradas de caballos en el hombro,
sean bienaventurados cuando miran al mundo con su rostro de espejo
bienaventurados cuando vean sus hijos devorados, débiles y puros
bienaventurados sean porque sino
¿qué serían?

Bienaventurados los que lloran, porque no tienen más que sus manos
para taparse la cara y el cuerpo y sus manos son pequeñas y
frágiles y tienen una flor agónica en cada uña,
bienaventurados, oh bienaventurados, que vuelvan sus mujeres infieles
que la suerte los toque son su dedo inseguro y le compre
una casa
que la cabellera de Dios atolondre para siempre
la peste y la miseria
que las toses de Dios los reconforten y mientras esto ocurre
hasta que el amor tire monedas bajo sus desesperados zaguanes
bienaventurados sean, bienaventurados sean

Bienaventurados los mansos porque sus solitarias manos
se entrelazan ante la ira de los fuertes y los hacen dudar
y les convierten el vino en una tristeza del todo sospechada
que los obliga a volver por la noche y matarlos para que su canto
cese de alabanzas y los deje dormir, bienaventurados porque
siempre sonreirán de igual modo y crecerá un tibio musgo resplandeciente
sobre sus dientes perfectos
bienaventurados porque tienen una voz de lento río en el verano
y dos o tres amigos que los quieren y en ellos confían
y no son como nosotros un lobo contra otro
bienaventurados sean y no les toque nunca una mala mujer
que los obligue a tirar la comida por el piso o un mal oficio
que los haga putear esta vida que Dios nos da.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia
porque la tendrán por mucho tiempo y la electricidad
en los testículos,
bienaventurados porque conocerán el silencio que es peor
que la muerte,
bienaventurados porque sus mujeres parirán los hijos en la cárcel
y sus hombres no le harán otro juancito mirá que chico lindo,
bienaventurados porque la idea donde gastaron las fatigadas
piedras de su corazón serán robadas por la censura, ardidas en el inconmensurable hielo de lo que acá se puede
o no se puede y si no agarra sus cosas y se va,
bienaventurados porque pasará una generación tras otra y
la terrible condena de la espera de su méritos los perseguirá
con la fidelidad también terrible de un animal domesticado
y tendrán siempre la misma ilusión inconmovible,
bienaventurados Señor bienaventurados
no los dejes caer


Bienaventurados los misericordiosos porque ellos ven del mundo
una dolida luz y el mundo los voltea con sus burlas
más gratas
bienaventurados porque ellos albergaron ángeles
pero más generalmente demonios
bienaventurados porque duermen en el suelo mientras su huésped
roba los colchones en el alba
bienaventurados porque alimentan falsos ciegos y peores sordomudos
bienaventurados porque gastan sus últimas monedas rellenando
manos de odio
bienaventurados porque sus brazos
buscan el planeta pero no lo encuentran;
Dios
completa sus almas y que la
prodiguen por ahí sin pensarlo dos veces
bienaventurados sean

Bienaventurados los de limpio corazón porque no hay trapos
en el mundo con qué limpiarlos
bienaventurados porque habiendo corazones de obsidiana
a ellos no les importa y a quien los lleva lo mismo dicen
hermano
hermano
y son bellos y tienen una luz que calma,
bienaventuradas esas almas perfectas que atestiguan por su
escasez que te has retirado hace rato Dios
porque si ellos son diez o mil
en todo el universo
¿cómo acaso serías Tú posible?
bienaventurados porque no sufren nuestras pasiones vulgares
ni se les nota la desesperanza en la jeta

y parecieran ser eternos e imposibles
bienaventurados Señor son tus hijos y solamente ellos


Bienaventurados los pacificadores porque los matarán
en una calle cualquiera
ante toda la gente
para que aprendan que la paz no ama el poder ni adelanta la ciencia
bienaventurados porque en sus familias serán ellos y nadie más
los culpables del problema
por meterse en lo que no les importa
bienaventurados porque estarán siempre incomodando
en este mundo terrible, Señor,
en que nos dejas.


Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia
porque serán encontrados y si no se pudrirán de terror en los aguantaderos
o comerán su propia mierda y olerán la traición en cada prójimo todos los días
de su larga vida,
bienaventurados porque casi siempre tienen razón, yo lo repito a menudo,
que ésta no es tierra para andar decentes como Tú querrías y sé
que te das cuenta porque mirando al mundo desde arriba, Señor,
cómo dudarlo
bienaventurados cuando por tu excelsa causa los persigan y vituperen
y digan toda clase de infamias contra ellos
porque no recibirán consolación ni heredarán la tierra
porque no te verán ni alcanzarán misericordia hasta que Tú no te decidas a traerles el Reino de los Cielos;


y el tiempo pasa.


publicado en plaqueta en 1983 se edita aquí según la versión publicada en Videla,Ediciones Recovecos,Córdoba,2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario